Hace un tiempo una persona me expresó lo siguiente: “Hay personas esperando ver el fruto de todo lo que estás haciendo para determinar si realmente estás viviendo en la voluntad del Dios.”
Honestamente en ese momento mi respuesta fue el silencio. Luego de varios días de estar meditar en ello, creo tener mi respuesta, no para otros, sino para mí misma.
El éxito no lo miden los demás, mi éxito y victorias están plenamente conquistadas por Cristo, así que soy más que vencedora en medio de todo. Más que aspirar que otros evalúen mi éxito o mis frutos, el deseo genuino de mi corazón es inspirar a otros a escribir su propia historia y a vivir en el pensar de Dios para sus vidas. El éxito no se mide de un día para otro, porque son pequeños y constantes pasos a diario, involucra trabajar en silencio y perseverar en el propósito de Dios para tu vida.
Y por último, me mantengo mirando el cielo, trabajando en lo que Dios me ha prometido, sabiendo que al final de todo es Dios quién levanta mi cabeza.
Comments